El auditorio Capitol acoge la obra Mararía la de Femés’, una oportunidad de reflexión sobre la herencia de un patriarcado instalado en la genética histórica y social que ha llegado a nuestros días en la voz de muchas Marías, de todas las Marías. Inspirada en Mararía de Rafael Arozarena
Yeray Rodríguez es el artífice de esta versión innovadora que da voz a una Mararía silenciada y relegada al olvido porque, según el propio Arozarena, “ahora por estar vieja nadie recuerda quién fue”. Esta revisitación de una de las obras cumbre de nuestra literatura se consigue debido a que la historia que destaca el autor no es solo la historia de Mararía la de Femés, es la historia de todas las Marías, de todas esas mujeres desplazadas, marginadas y olvidadas.
Por su parte, Mario Vega imprime el sello estético en sus montajes, con un imaginario amplio y rico en multitud de universos, códigos y lenguajes, desde el patrimonio cultural de la literatura canaria.
El diseño de la propuesta está pensado para conseguir una atemporalidad de la versión, por lo que se produce una descontextualización en toda la estética del montaje. Además, la creatividad de la pieza se manifiesta en el espacio sonoro. De esta manera, se da en todo momento una multiplicidad de lenguajes, pues conversan la música y la poesía con distintos códigos audiovisuales y teatrales.
Me llamo María y soy de Femés, del sur y de abajo. Me llamo María, pero soy muchas marías. Todas las marías: las que llevan calladas desde antes de nacer y las que llevan gritando sin ser escuchadas desde que se cuenta el tiempo. Todas las bocas me apuntan, todos los dedos me señalan y todos los ojos me buscan, pero ningún oído me conoce. Es hora de dar voz a las marías, que han sido muchos siglos de silencio. Es hora de juntar en mi garganta la amarga soledad de tantas vidas y es hora de brindar por las valientes, que fueron ellas mismas pese a todo. Me llamo María y soy de Femés, del sur del sur. Soy todas las marías, tengo todos los nombres y todas las tragedias y guardo bajo mi piel de volcán, palabras que hierven, que no tienen sentido bajo tierra.
Mararía, la de Femés